Juan Carlos Camardella es un autodidácta, sin formación en cinematografía se aventura en la producción de cortos en animación 3D. ¿Su escuela? Las historietas anteriores a la década de 1980. El Eternauta, “la Biblia”. Llegó a Olavarría porque su corto, “Juan del Monte” se encuentra en competencia, y compartió estás palabras con nosotros.
¿Qué significan este tipo de festivales para los realizadores?
“Para mi es el circuito para mostrar el trabajo. El circuito para llegar al público, porque en Argentina no hay circuito comercial de cortos.
El corto al no estar dentro de un circuito comercial te permite experimentar. Cada provincia le da lugar a festivales de cortos y se hace como un circuito nacional, hay muchísimos festivales”.
¿Qué nos podés contar respecto a la realización de tu corto?
“Dos cosas, una que es animación 3D, pero hecho con un programa de acceso libre. Hay toda una movida en soft, están los software comerciales que para usarlos hay que pagar licencia, y hace como cinco años está muy fuerte el desarrollo de estos programas, que están espectaculares. Este corto está hecho con un programa de acceso libre y cuando lo vean pueden sacar como una conclusión de la potencia que tienen. Este de 3D se llama Blender y la página se llama blender.org, ahí se puede chusmear y bajarlo.
La otra cosa es que está basado en un cuento del ‘Cuchi’ Leguizamón. El relato es el que él tiene en un disco de un recital que dio en Rosario, tocaba sus temas en un piano y antes los presentaba. Es la chacarera del zorro, presentada con un cuento salteño muy gracioso. Es la ilustración del cuento del ‘Cuchi’, con la música del ‘Cuchi’”.
¿Cómo es hacer animación en Argentina?
“Tenés tradicionalmente la animación 2D, de dibujo y en los últimos años avanza la tecnología digital y se puede acceder a programas de la tecnología 3D o de 2D con proceso digital. Entonces se acercó mucho más la herramienta al que quería hacer animación, pero sigue habiendo una escuela muy fuerte tradicional. Caloy por ejemplo tiene una línea más artística, de dibujo. Hay una escuela que viene de titiriteros, donde todos es plastilina, stop motion. Los de 3D están recién entrando a la escena de la animación, como tratando de ganar aceptación de la vieja escuela. Y después por influencia de las películas que vienen de afuera, los chicos van creciendo viendo películas en 3D y entonces se va haciendo como un desfasaje generacional y se van olvidando de las cosas hechas antes. Es eso, por un lado está la escuela antigua, más de pintura, y por otro todo lo que te trae lo digital”.
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