Matías Carrión es oriundo de Olavarría, actualmente reside en La Plata. Su primer acercamiento al mundo del cine se produjo con “28” , producción audiovisual realizada por estudiantes secundarios que cuenta la historia de los desaparecidos en Olavarría. El día jueves se proyectó en el FICO “El Héroe”, corto que él dirige y que se encuentra en competencia por la categoría local. Mediante la aplicación de la técnica stop motion, Matias da vida a los personajes y escenarios.
Su corto está basado en un cuento de Máximo Gorky y relata la historia de un pueblo arrasado por conquistadores que está obligado a vagar por un peligroso pantano. Ante la adversidad y el desgano se destaca la figura de uno de los sobrevivientes, Danko, quien anima y guía a su gente por el camino de salida.
¿Cuál es tu mirada respecto del festival, teniendo en cuenta que sos un realizador local?
“La experiencia es increíble, yo estoy asombrado con la producción que armaron. Cuando vi el primer mail del FICO no me imaginé este despliegue, la verdad estoy más que emocionado con lo que están creando acá. Es sumamente importante, tanto para realizadores locales, como nacionales o generalmente hablando. Yo hace unos años que vengo pensando que hace falta federalizar el cine de Argentina, está muy centralizado en Buenos Aires. Y este tipo de movidas ayuda justamente a eso, a que nosotros desde el interior podamos participar, lograr que lleguen cosas. Ese feedback, nosotros mostrar lo nuestro y que ellos lleguen hasta acá, me parece positivo. El despliegue no lo puedo creer, cuatro días viendo cortos de todo el mundo, aparte cortos, que es un género que cuesta llegar al público. Parece que sólo está acotado a los festivales y es un género que a mí me encanta, es como el cuento en las letras. Es un género hermoso el corto y que nosotros desde Olavarría podamos tener estos encuentros, ver cosas, debatirlas, emocionarnos, reír, me parece increíble la verdad.”
¿Cómo es producir desde una ciudad como Olavarría? ¿Hay más trabas?
“Yo estoy viviendo en la Plata, no yo creo que hoy por hoy con tanta comunicación que hay las distancias están acortadas, han llegado videos desde Irán a acá. Creo que la posibilidad de darse a conocer, hoy por hoy no es un problema. Los problemas son los de siempre, la plata que no alcanza, las cámaras que no están buenas, no conseguir equipo técnico o actores, que es lo que más cuesta. Cuesta mucho moverse, pero estamos acá hoy”.
¿Cómo hicieron el corto?
“El corto lo hicimos como trabajo final para una materia de la facultad y fue un mes de laburo. Fueron dos semanas armando las maquetas, todos los escenarios y los personajes. Pero fueron dos semanas laburando a full con toda la parte de maquetas y después dos semanas filmando. Fueron jornadas largas, de ocho horas, de diez horas. En verdad fue una experiencia increíble, en stop motion fue el tercer o cuarto corto que hicimos, pero nunca habíamos tenido un despliegue tan grande, con escenarios. Siempre eran figuras moviéndose, probando la técnica y la verdad fue muy trabajoso, hubo momentos en que estábamos desesperados de la cantidad de horas que trabajábamos. Lo bueno es que en stop motion vos controlás siempre la luz, no es que algo te ata, pero lo malo es eso, estás en un cuarto oscuro, siempre cerrado, siempre con la misma luz, salís y el solazo en los ojos, qué pasó, qué hora es. Pero cuando nos sentamos a editar y después la edición, ver los muñequitos que se estaban moviendo después de horas y horas, y miles de fotos. Ese corto tiene 20.000 fotos, es más no me acuerdo cuantas fotos sacamos. Fue una experiencia que a mí me encantó hacer, estoy viendo si puedo volver a hacer algo así”.
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